miércoles, 1 de julio de 2009

¿QUÉ ESPERAMOS DE UNA BIBLIOTECA VRITUAL?


Cuando ingresamos a una biblioteca virtual debemos ver claramente sintetizados cuáles son los servicios que ofrece, y a qué público se dirigen. A la vista debe poder encontrarse un buscador para solicitar el tema y ver un listado de documentos, en lo posible en texto completo, listos para leer, archivar, imprimir. Además, debiera ser posible consultar directorios de enlaces de interés: otras bibliotecas virtuales, cursos y eventos sobre el tema buscado, directorio de investigadores sobre el tema y proyectos en curso, grupos de discusión, y una amplísima selección de enlaces a sitios de interés para diversos aspectos relacionados con el tema en cuestión. Y también esperamos que la biblioteca virtual nos brinde la posibilidad de contactarnos directamente con ellos vía correo electrónico o chat.
Desde la perspectiva del usuario, es posible comparar la experiencia de buscar un tema en un buscador (Yahoo, Google, etc.) o en una biblioteca virtual especializada. En Google encontramos efectivamente miles de páginas de cualquier tema, y uno mismo agrega valor a ese listado dedicando horas, y a veces semanas, del propio tiempo a investigar sólo un mínimo porcentaje de páginas para actualizar la bibliografía sobre un tema. En el caso de la visita a una biblioteca virtual especializada, son los bibliotecarios quienes agregan valor, realizando una considerable inversión de recursos para filtrar y evaluar información de modo que los usuarios obtengan una selección de información relevante a los temas que los ocupan. Este enfoque nos acerca a la definición de biblioteca virtual que publica la American Society for Information Science (ASIS) en su Thesaurus of Information Science, 1998: sistemas en los cuales los recursos de información se distribuyen vía redes, más que teniéndolos físicamente en un lugar.

FUENTE

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